viernes, 7 de octubre de 2016

Crítica: El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (2016)

FICHA TÉCNICA
Título original: Miss Peregrine´s home for peculiar children País: Estados Unidos Duración: 127 minutos Género: Aventura, Drama, Familiar Director: Tim Burton Guión: Jane Goldman, basado en la   novela de Ransom Riggs Productores: Peter Chernin, Katterli Frauenfelder Música: Michael Higham, Matthew Margeson Fotografía: Bruno Delbonnel Montaje: Chris Lebenzon Intérpretes: Asa Butterfield, Eva Green, Samuel L. Jackson, Terence Stamp, Judi Dench, Ella Purnell, Allison Janney Estreno en España: 30 de septiembre del 2016 Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años

SINOPSIS: Una horrible tragedia familiar lleva a Jacob, de 16 años, a viajar por la costa de Gales, donde descubre las ruinas del hogar para niños especiales de Miss Peregrine. Mientras explora los destartalados cuartos y pasillos, se da cuenta que los niños que vivieron allí (uno de los cuales fue su abuelo) eran excepcionales. Quizá eran peligrosos, quizá había una buena razón para ponerlos en cuarentena en una isla desierta; incluso podría ocurrir que todavía estuvieran vivos. 

CRÍTICA: Hay que reconocer que Tim Burton (Burbank, 1958), está intentando salir poco a poco de esa UVI cinematográfica en la que se encuentra desde que dirigió Alicia en el país de las maravillas (2010), periodo de tiempo en el que también nos ofreció la horrorosa Sombras Tenebrosas (2012), momento en el que considero que el genial director tocó fondo creativamente hablando, llegando incluso a preguntarme si no estaría hastiado de la dirección, sin ganas por continuar en la brecha. Parecía mentira que al creador de auténticas maravillas como Big Fish (2003)Ed Wood (1994) o Eduardo Manostijeras (1990) le fallara el pulso de esa manera a la hora de traernos nuevas historias. Pero a alguien con esa capacidad de inventiva y que ha sido capaz de hipnotizarnos película tras película no puede haber agotado su crédito tan pronto, nos negamos a creer tal hecatombe cinematográfica. Es por ello que podemos afirmar que  la película que nos ocupa no supone una vuelta completa a sus orígenes, pero da señales claras de un intento de normalizar las constantes vitales del universo creativo del director.

                            Es complicado establecer con exactitud el momento en el que Tim Burton dio una vuelta de timón a su manera de entender el cine, el momento en el que sus creaciones dejaron de lado la poesía contada a través imágenes, las historias que dejaban huella...Tal vez no encontraba el material adecuado para volver a ser él mismo, o tal vez, como he comentado antes, se encontraba perdido en un laberinto de autocomplacencia resultado de años y años de éxitos, en el que sacrificaba  el tempo narrativo por una imaginería visual (apabullante, eso sí) sin ningún tipo de alma. Burton ha encontrado en el libro de Ransom Riggs, plasmado en el guión de Jane Goldman, el caldo de cultivo ideal para reconciliarse con el estilo que tanto le ha dado y, de paso, demostrar a la audiencia que le queda mucho cine dentro. Aunque no se pueden lanzar las campanas al vuelo por completo, puesto que la nueva cinta del director vuelve a mostrar algunas de las lagunas que han lastrado su carrera en los últimos tiempos. Durante la primera mitad de la cinta, con la presentación de los personajes que pueblan el peculiar orfanato, encontramos a un Burton en su salsa, asistiendo en algunos momentos a velados homenajes a otras películas de su filmografía y conformando escenas tan bellas como góticas. Pero llega un momento en el que Burton recurre a de nuevo a sus antiguos vicios, sustituyendo la templanza narrativa por espectáculo mal entendido, y lo que hasta ese momento había sido una relación idílica con el espectador se convierte en un intento atropellado de acabar la cita cuanto antes.



                              En esta ocasión, Burton no cuenta con su actor fetiche, ese que le ha acompañado en infinidad de proyectos, Johnny Depp. Pero da igual, porque tenemos a Eva Green, una de las mejores actrices de su generación, tal y como ha demostrado en la serie de televisión Penny Dreadful (2014-2016), y que carga con el peso de la interpretación durante buena parte del metraje, que se resiente en los momentos en los que ella no está, aunque hay que reconocer que las interpretaciones de los niños son bastante buenas, en especial las de Asa Butterfield, que si sabe elegir bien sus papeles puede hacer una buena carrera en el cine, y Ella Purnell, como Emma Bloom. Terence Stamp tiene un breve pero decisivo papel, mientras que Samuel L. Jackson hace de villano de la función, rondando entre lo histriónico y lo terrorífico.

                                 En definitiva, una cinta muy entretenida en la que observamos destellos tanto del mejor Burton, el de los primeros años, plasmados en escenas con un alto contenido poético, como del peor, ese que abusa del CGI (arma de doble filo, brillante en ocasiones, cantoso en otras) y termina agotando al espectador. El pulso narrativo se resiente en ocasiones, con un montaje acelerado en el que vemos cambios bruscos entre escenas, además de personajes muy poco aprovechados, como el de Judi Dench. Aún así, vuelvo a repetir que Burton está en el buen camino, pero mucho me temo que no le volveremos a ver en toda su plenitud creativa.


NOTA: 7,5/10

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