miércoles, 30 de agosto de 2017

Crítica: Verónica (2017)

FICHA TÉCNICA
Título: Verónica País: España Duración: 105 minutos Género: Horror Director: Paco Plaza Guión: Fernando Navarro, Paco Plaza Productores: María Angulo, Javier Carneros, Mar Ilundain, Enrique López Lavigne, Fernando Navarro, Paco Plaza, Carla Pérez de Albéniz Música: Chucky Namanera Fotografía: Pablo Rosso Montaje: Martí Roca Intérpretes: Sandra Escacena, Bruna González, Claudia Placer, Iván Chavero, Ana Torrent, Consuelo Trujillo, Ángela Fabián, Carla Campra, Chema Adeva, Miranda Gas, Luis Rallo, Nayara Feito, Carlos Cristino, Núria Gago, Sonia Almarcha, Leticia Dolera, Maru Valdivielso, Gema Matarranz, Samuel Romero Estreno en España: 25 de agosto de 2017 Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años





SINOPSIS: Tras hacer una ouija con unas amigas, una adolescente es asediada por aterradoras presencias sobrenaturales que amenazan con hacer daño a toda su familia.

CRÍTICA: A pesar de haber dirigido un par de películas bastante competentes en lo que al cine de terror patrio se refiere, como El segundo nombre (2002) y Romasanta, la caza de la bestia (2004), fue la saga "REC", cuyas dos primeras entregas codirigió junto a Jaume Balagueró (Lleida, 1968) mientras que de la tercera se encargó él mismo, la que puso el nombre de Paco Plaza (Valencia, 1973) entre aquellos directores a tener muy en cuenta a la hora de aterrorizarnos en una sala de cine. Con "Verónica" conforma la que es su mejor (y más personal) obra hasta el momento, y para afrontar este proyecto se basó en dos de los casos más famosos de la parapsicología española, como el Expediente Vallecas, único caso recogido en los archivos policiales y el Caso Embajadores. Si pincháis en los enlaces podréis leer toda la información sobre dichos sucesos, ya que recomiendo ir a ver la película debidamente documentados sobre los mismos. Sobre estos hechos (tomándose las licencias necesarias para transmutarlos en lenguaje cinematográfico) edifica Paco Plaza su obra, una fantástica película que revitaliza el tan denostado género de terror en nuestro país, con una dirección que gestiona la tensión de una manera milimétrica, además de ofrecer un envoltorio a la altura de las circunstancias y que sube la media del producto.


                     Verónica es una adolescente que vive en el Vallecas de fin de siglo. Tras fallecer su padre, debe encargarse de sus tres hermanos prácticamente durante todo el día, ya que la madre se encuentra trabajando en el bar para sacar adelante la familia. Es por ello que Verónica ha debido madurar demasiado rápido, y las vías de escape a todos sus problemas cotidianos son la música de Héroes del Silencio y un peligroso interés por el ocultismo, lo que le lleva a practicar una sesión de ouija con sus amigas, con terribles consecuencias. Y hasta ahí puedo contar. Lo que podía haber sido una película de terror más que al final termina dejando al espectador completamente indiferente se convierte en manos de Plaza en una historia sobre el miedo a crecer, los cambios corporales y los estragos de una responsabilidad precoz en una adolescente cualquiera de una ciudad cualquiera. 

                           
                    Uno de los puntos fuertes de la película es su ambientación y el cuidado que el equipo artístico ha puesto en los detalles. Los años 90 están recreados a la perfección, tanto en la gente que vemos en las calles como en la decoración de los hogares,los juguetes, los televisores e incluso la mentalidad, tan diferente en aquellos años respecto a lo que vemos en la actualidad, con familias numerosas que luchaban por salir adelante Era una época en la que el impacto tecnológico era mínimo, y las vías de información se reducían a televisión y radio o las revistas y periódicos que comprábamos en los kioscos. Ese aire costumbrista y de realismo hace que empaticemos enseguida con la película y con lo que nos cuenta, acrecentando esa sensación de terror que nos va invadiendo desde el minuto 1, ya que todo nos suena, en mayor o menor medida todo eso lo hemos vivido los espectadores.


                    No, no me olvido de que estamos ante una película de terror. Hay terror, y del bueno, de ese que hace que te muerdas las uñas y te agarres a la butaca. De ese que te deja sin respiración y que te deja muy, pero que muy mal cuerpo. Es más, la película no te deja hasta después de un par de días de haberla visto. Es evidente que Paco Plaza bebe de muy diversas fuentes para plasmar el Terror en imágenes, y en ocasiones no duda en sucumbir a clichés y convencionalismos del género mil veces vistos, pero eso puede ser un arma de doble filo, y el director valenciano sale airoso del reto, edificando la tensión escena a escena, poniendo énfasis en cada ruido, en cada recoveco oscuro, con el único objetivo de helarnos la sangre. Además, los efectos especiales lucen estupendamente, así como el trabajo del equipo de maquillaje.

                  Ha nacido una estrella. Hacía tiempo que no veía una interpetación con tanta naturalidad y oficio como la de la debutante Sandra Escacena, auténtico descubrimiento de la cinta. Maneja con soltura y habilidad propias de una veterana todo tipo de registros, lo que influye positivamente en el halo de credibilidad que se le quiere dar a la historia, ya que es uno de esos personajes con los que empatizas al instante, con los que sufres en cada una de sus vivencias. Ya era hora de llenar el cine español de nuevos rostros con ganas de comerse la pantalla. Los momentos (muy necesarios) cómicos de la cinta corren a cargo de los tres niños que encarnan a los hermanos de la protagonista, Bruna González, Claudia Placer e Iván Chavero, que aportan frescura y desparpajo al reparto. Las caras más conocidas son las de Ana Torrent (Madrid, 1966), como madre de Verónica y Leticia Dolera (Barcelona, 1981), como profesora de Historia.

                En definitiva, una película de terror española que hace que recuperemos la confianza en el género, dirigida con gran virtuosismo por Paco Plaza, que sabe mezclar el horror con el realismo de los años 90 y con una acertadísima elección de actores, que consigue meterte el miedo en el cuerpo y que te tomes de otra manera todos esos ruidos que escuchas en tu casa. Yo no soy de encender las luces en mi casa, pero dos días después de ver la película aún lo sigo haciendo...


NOTA: 9/10 

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